martes, marzo 08, 2005

Nacimiento. A mi nieto Mario por el regalo de su nacimiento

N A C I M I E N T O .

A mi nieto Mario, por el
regalo de su nacimiento.

I

Nauta del tacto, del dolor arriero;
vital emanación de opaca umbría,
en el alcázar de lo todavía,
aparece este súbito viajero.


Exige su entidad de marinero
y apenas es reloj y teoría.
Aunque difusa es su travesía,
del nuevo amanecer será un lucero.


En la tarde ha iniciado la aventura
de escalar, por el tronco del destino,
la áspera desazón de cada rama.


Asumirá su dosis de locura
y calará, abrasado, el remolino
de cuanto en la existencia es hielo y llama.









II

Viajero del enigma de la nada,
desde una ola de silencio llega
y la semilla del milagro agrega
a una potencia a cauce destinada.


Es una voz al hálito orientada.
En la ansiedad de lo inefable, brega
por alcanzar el viento que sosiega
la sed de eternidad de la arribada.


Bajel y alondra; derrotero y trino;
timonel de un misterio peregrino
a incertidumbre y vaguedad atento.


En el lomo del tiempo se ha asentado.
Ya es ser que al Universo ha convocado
en el ara esencial del pensamiento.

















y III

Ya no es posible que la mano helada
del no ser desmenuce su latido
y, aunque un amanecer le halle vencido,
toda la eternidad le está entregada.


Ha nacido en el tiempo. Destinada
a la antorcha, que hoy ha recogido,
su mano elegirá gozos y olvido,
de entre la ruina, el sueño y la punzada.


Le angustiará inflamarse en lo diverso.
Desgranará la vida, verso a verso
y alcanzará la luz interminable.


Al borde de los álamos del llanto,
vestirá su pasión de ardor y encanto
para ser, como el Sol, invulnerable.

17-01-97 7 h: 30 m.