domingo, mayo 08, 2005

Poeta místico, Rafael Matesanz Mar´tín

Publico en esta página WEB, los cinco últimos sonetos que redactó el titular de este Post, entre el 28 de Noviembre y el 20 de diciembre de 1999, como homenaje a este amigo, sacerdote, poeta y místico, que fue premio Rielo de poesía mística de 1997, con el libro "Cartas al cielo", editado por la Fundación Fernando Rielo en 1999 y que Rafael creo no llegó a ver publicado.

La Parroquia de la Santísima Trinidad de Segovia, publicó el 4 de Marzo del año 2000, un díptico dedicado a su vicario de pastoral RAFAEL MATESANZ MARTÍN y le distribuyó con motivo de la Eucaristía que se “celebró” en dicha parroquia, en su honor y como exequias, ese mismo día. Se titulo así:

CLAVES PARA UN ENCUENTRO.

Rafael Matesanz ejerció los últimos años de su ministerio sacerdotal como vicario de pastoral en la Parroquia de la Santísima Trinidad. A todos sus amigos nos ha dejado como regalo este itinerario creyente que quiere ser compañero de nuestro camino hacia el encuentro gozoso con el Señor Jesús.
Todos los que formamos la comunidad parroquial queremos transmitiros agradecidamente esta “medicina de Dios” – eso significa el nombre Rafael- esta Buena Noticia traducida a poemas: Buena Nueva de esperanza cristiana.

ENFERMO
Este Primer soneto fue compuesto por Rafael el domingo 29 de Noviembre de 1999, dos días después de ingresar en el Hospital de la Misericordia, para hacerse pruebas médicas.

Enfermo. Con balcón a la esperanza
Que irradia el Monasterio del Parral.
Viste feliz un manto vegetal
Que convoca a la firme confianza

Vuela mi alma. El corazón alcanza
El gozo de la vida teologal.
¡Sólo Dios! Y las flechas de mi mal
Se convierten en salmo de alabanza.

Estar enfermo, roto, decadente,
Cuando emerge el amor en la pendiente
Es compartir con Dios Crucificado.

La dimensión exacta de las horas
Se sabe de verdad, sí, cuando lloras,
Sientes a Dios, latiendo en tu costado.

EN TUS MANOS
Este segundo soneto fue escrito el día 6 de Diciembre de 1999, fiesta de San Nicolás. Rafael se encontraba en el Hospital esperando, con cierta inquietud, los resultados de las pruebas a las que se había sometido.

En tus manos estoy. Mi carne rota
Sigue diciendo: “Amor, lo que tu quieras”
Feliz te consagré, mis primaveras.
Feliz te doy la paz en mi derrota.

Este cariño de mi sangre brota
De saberme prendido en tus hogueras.
No es morir el morir, si tu me esperas
Al final de esta cruda bancarrota.

En tus manos estoy. Contigo vivo.
Contigo muero, Dios. No soy cautivo
Del temblor, a las puertas de la muerte.

Dame fuerza, Señor, para este salto
Donde asciende mi amor hacia lo alto
Y la tierra en el cielo se convierte.

YA VOY

Mientras la enfermedad de Rafael avanzaba inexorablemente, compuso el soneto tercero. Pruebas médicas y resultados se sucedían sin conocerse aún con exactitud el alcance del mal que le aquejaba.

Ya voy, Señor, no tengo mucha prisa
Pero si Tú me llamas, voy volando.
He vivido, Señor, siempre sembrando
Cariño a Ti en las almas y en la brisa.

No he acertado quizá con la precisa
Locura del amor que ando buscando,
Pero espero alcanzarla, profesando
Un “Te amo” filial en mi sonrisa.

Ya voy, Señor, con esta cruz al hombro
Volando con las alas del asombro
Por ver tu rostro vivo y confidente.

Quiero cumplir tu voluntad, la Tuya,
Y vivir declamando el “alleluia”
De gratitud gozosa eternamente.

BUSCARÉ TU ROSTRO, SEÑOR

El 15 de Diciembre de 1999, miércoles, llegaron los resultados definitivos. No había esperanza. Sólo un milagro.... Segovia amanecía nevada la mañana siguiente, fecha en que Rafael compuso este cuarto soneto.

Ya me vistes de nieve para el viaje,
Ya me llenas de amor para el gran vuelo.
Este subir desde la tierra al cielo
Requiera estar ligero de equipaje.

Este soñar oculta en el ramaje
Ha vulnerado mi canción de anhelo.
He de verte, Señor, sin ese velo,
Que cubre de tinieblas el paisaje.

Verte, Señor, y verte cara a cara;
Descansar en tus ojos, en tu clara
Mirada de cariño originante.

Ser, para Ti, hoguera que no cesa:
Quedar en Ti perennemente impresa
Regalando el calor de tu semblante.


NO ME LLORÉIS, AMGOS

Rafael escribió un último soneto a modo de despedida. El lunes 20 de Diciembre de 1999, sintiendo la cercanía de la muerte, compuso este poema para que se diera a conocer cuando ya no estuviese entre nosotros. Sencillo testamento espiritual. Herencia para compartir.

No me lloréis, amigos. Vuestro llanto
Enturbia la alegría de mi espera.
Hemos de ser perenne primavera
Que recibe al Amor, tres veces Santo.

Dios es Amor ¡sabéis!. Y tanto, tanto,
Que cata el árbol y lo recupera.
Convoca a las cenizas de la hoguera
Y retira las flechas del quebranto.

No me lloréis. Congratulaos conmigo.
Congratulaos con mi dolor de trigo
Que se inmola feliz por alimento.

Este dolor con alas jubilosas
Convertirá mi corazón en rosas
Maduras en fecundo crecimiento.


Rafael Matesanz Martín murió al amanecer del día 31 de Diciembre de 1999. Sin hacer apenas ruido. Desde la cabecera de su cama, a través de la oscura noche, sus ojos miraban hacia los manantiales tan queridos de la Virgen de la Fuencisla.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Conocí a D. Rafael siendo estudiante y no le olvido. Era un hombre, profundo, sencillo, siempre alegre y con un amor a Dios muy profundo. Hoy encontre en mi casa un libro de poemas y luego busqué en internet y leí esto. Gracias por haberlo recogido.

10:24 p. m.  

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