lunes, abril 27, 2009

Romance del gato y los tres pececitos

ROMANCE DEL GATO Y LOS PECES

Un gato y tres pececitos
Tiene Manolita en casa.
Con el gato se pelea,
Con los pececitos habla.

Los peces en la pecera;
El gato corre la casa:
La pecera en su rincón
Sobre una mesa chapada
Y tiene un aparatito
Que aire inyecta, a la carta,
Y una luz tenue pretende
Dar misterios a la estancia.

Al gato le llaman Chumi
Y a los pececitos llama
Pipo, Papo y Periquito
Por sus colores y fachas.

Pipo es verde tornasol.
Papo tiene azul la panza.
Periquito es aplastado
Y ancho y con grandes alas.
Los tres son muy pequeñitos
Y no duermen ni descansan.

Chumi, el gato, es blanco y negro,
Mimoso, de patas blancas,
Y las manos son tan negras
Como si guantes llevara.

Chumi lleva ya tres días
Sobre la mesa chapada,
Mirando, como dormido,
A los peces mientras nadan.

Sólo parece animarse
Cuando los peces alcanzan
Por respirar o comer
La superficie del agua.

Chumi entreabre los ojos
Y las orejas alarga,
Mueve el rabo y se estremecen
Sus uñas y queda en calma.

Pipo, Papo y Periquito
Se han dado cuenta del ansia
con el que Chumi les mira
de la noche a la mañana.

En sus correrías entre
La suave luz atenuada
Se proponen provocarle
Para que meta la pata.

Manolita riñe a Chumi,
Porque adivina la mala
Intención con la que espera
A algún pez echar la zarpa.

Chumi ya tiene el rencor
Clavado en su turbia alma,
Pues Manolita le riñe
Y a los peces los ensalza.

Llevado de su rencor,
Chumi, la noche avanzada,
Una estrategia diabólica
Con enfado puso en práctica.

Se escondió tras el respaldo
De una altísima butaca
Y esperó a que se durmieran
Manoli y los de la casa.

La mansión quedó en silencio
Y la pecera apagada.
De un salto, Chumi, en la mesa
Afianzó sus cuatro patas.

Introdujo su cabeza
En la pecera, en el ansia
De aprisionar en sus fauces
Los peces, que le enfadaban.

Pero metió la cabeza
Y ya no pudo sacarla,
La boca de la pecera
Era estrecha y ajustada
Y así Chumi parecía,
Más que un gato, un astronauta.

Los peces que fue a buscar
En la pecera no estaban,
Pues les habían cambiado
Para limpiarles el agua
Mientras Chumi, en el sillón,
De respaldo, se ocultaba,
Para hacer la fechoría,
Tantos meses esperada.

Con la pecera por casco
Y empapadito de agua
Saltó de la mesa al suelo
Y se dio una costalada,
Porque cayó de cabeza,
Que la pecera pesaba.

La pecera se hizo añicos
Y levantó de la cama
A su dueña, Manolita,
Familiares y comparsas.

Y allá, en otra pecera,
Que está junto a la ventana
Papo, Pipo y Periquito
reíanse a carcajadas.

Mientras, avanzando el día,
Los horizontes se agrandan
Y un brillo tornasolado
Llena de ensueño la estancia.

Chumi, ha sido castigado,
Duerme bajo la butaca,
Y Manolita le mira
Con mucha desconfianza.

Papo, Pipo y Periquito
Han vuelto, en la misma estancia,
A tener pecera nueva
Que les ha comprado el ama.

Y Chumi ya no se queda
Por las noches, en la sala.

Le han desterrado a dormir
Junto a la puerta de entrada.
Un concentrado rencor
Le está consumiendo el alma.

Manolita le probó
Pasadas varias semanas.

Chimi se subió a la mesa
Con la pecera de espaldas.

Y dio a entender a la dueña
y a los peces, que ya estaba
escarmentado y que nunca
volvería a las andadas.

Tres años llevan viviendo
Los peces y Chumi en casa.

Se han hecho amigos y juegan
Poniendo Chumi la pata,
Tras el cristal. Y los peces
Hacen como si trataran
De propinarles mordiscos,
En las uñas afiladas.

Manolita se divierte,
Les ve jugar encantada
Y esa paz se ha dilatado,
Dando a todos confianza.

Chumi ya recibe mimos
Y a los peces les encanta
Y todos duermen en paz
Y no ha vuelto a pasar nada.

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