domingo, septiembre 05, 2010

Epístola a Eduardo Ferrández por sus dos libros de poesía "Odas por los acaeceres de un amor" y "Poemas para devanar los sesos y otras posibilidades"!

CANTO I

Tus versos me saturan, sus conceptos concretos
Se me tornan abstractos de historia y melodías.

Son difíciles cauces pero claros y nítidos
Como las luces, como crepúsculos y días.

He vuelto a releer, como me gusta hacerlo;
Tus libros, tus dos últimos, “Odas” de la crujía
Del amor y las otras poesías que devanan
La madeja perenne de tus filosofías:
Del yo que percibimos, aunque no penetremos
En él, porque es de sombras y nubes infinitas.

Todas son percepciones, sustancias y adjetivos
Hechos hebras de luz, tramos de lejanía.

No puedes evadirte de las hondas creencias
De tu yo entre los otros, del tu en las celosías
Que enmarcaron sus fuentes entre los desarrollos
De una naturaleza que no se ve a sí misma.

Te preocupa el misterio de que toda persona
Se oculte tras la voz, la imagen o la guía
Del pensamiento. Siempre la imposibilidad
De penetrar el yo y la melancolía
De tanta soledad. Fenómenos humanos,
Que con cada paisaje, al fin se identifican.

Y también con aquellos conceptos trascendentes
Que dan al pensamiento sentido y armonía.

Hay en toda tu obra una inquietud constante,
Desarrollada a veces, con gran fuerza expresiva.

Llegas a sugerir, como experiencia propia,
Que una inutilidad son existencia y vida.

No puedo estar de acuerdo, te lo dije otras veces;
Creo en la trascendencia y creo en la energía
Con la que se va haciendo y se van construyendo
Tantas vicisitudes de cada biografía.

Hay una soledad en todo itinerario.

Alguien te hizo creer que se te incluiría
En un mundo reciente, una nueva burbuja
Donde los campos de soledad no existirían.

Sin embargo tu vas llevando a plenitud
Los yermos superados con voluntad estricta.

Y la continuidad integradora, luego
Repara intimidades, entornos delimita
Y el ámbito es un nuevo reloj desconocido
Que asume los paisajes, los vientos y las brisas.

Tu aventura vital ha sido un lanzamiento
A lo abisal profundo, que corregir querrías,
Por volver a gozar las mismas trascendencias
Que ya son imposibles, porque la lejanía
Angustia el gran acoso que nos provoca el tiempo,
Que en el seguro fin del no ser se realiza.

El amor, en tus libros, una idea parece
Por la mujer y el hombre, por cada lado asida.

Tu amor está en el tiempo y el espacio y la ausencia
Requiere vuelta al tiempo que le caracteriza,
Porque en él se consuman sus caminos y encuentros.

Lo consumado es acción definitiva
Y por eso el dolor de lo que está pasado.

Cumplió su vocación en gozos y delicias.

Imposible volver a lo ya consumado:
La nostalgia es consuelo para esas lejanías.

Pero el espacio tuyo es el que usa la mente
Y en lo sentimental del espíritu anida
Y en la fecundidad de tales sentimientos,
Se desarrolla cuanto de verdad hay en liza.

En ese tiempo, el tiempo, hoguera que consume
Todo lo que comienza y sigue y se realiza,
Es donde los encuentros de amor se desarrollan
Entre el silencio y la palabra transitiva.

Y en el paisaje de libertad aherrojada
Se halla la esencia de ese amor contenida.

El amor crea un mundo distinto al del destino
Y con los atributos, según tu poesía,
Del ser que le sustenta, la voz, el tacto, el su -

premo andamiaje que, junto al ser amado,
Creamos como ámbito de necesaria vida.

Frente a la idea de conocerte a ti mismo,
Planteas lo imposible de tan rica gavilla
Y vuelves a la clásica voz, denominaciones
De emoción y pasión, que en los vientos se inspiran:
La emoción es la brisa suave que nos mantiene
Y el huracán la recia pasión, Rubén diría.

Y después se despierta un paisaje interior
Que es solo sentimiento, y la emoción latida
Cuyo horizonte es en las noches de luna
La corona presente que al corazón incita
Y se vive en los cauces del propio anonimato
Porque, para el ajeno, el amor no se inicia.

Encuentros entre dos que ignoran sus destinos
Que siempre se reencuentran en nuevas avenidas.

Esencia de un experto poeta, con oficio,
Los poemas catorce y dieciséis, son envidia
De escritores que quieran, con adjetivaciones,
Dar la muestra fecunda de las letras más límpidas.

Canto II

Otras ideas pugnan, en el segundo libro
Por salir al entorno del lector. Quizá encuentras
Divertido lanzar tus campanas al vuelo
Y meternos a todos en serias controversias.

Yo no lo creo así, pero inicias el libro
En decir que a sí misma, esa naturaleza
Que está por todas partes no se sabe a sí misma.

Ni falta que hace, ya percibimos con fuerza
Cuanto la creación ha expuesto a nuestra vista

Con jarcias y trinquetes vas a una ruta nueva.

Te ríes de los réditos que entregan a sí mismos
Los autobombos fatuos de tantas academias.

Y comienzas rotundo afirmando el no ser
Del hombre aunque seamos y la mente contesta
A la antinomia por el hecho del constante
Devenir y el asombro de esta verdad nos muestras.

Ya estamos en el lío y lo afirmas: el hombre
Es una soledad .inestable en la cuenta
De nuestro transcurrir, sobrevenida siempre.

Y así es,

Si sólo valoramos, fuera de las ideas,
El mundo de los hechos, la física del día,
barajando el variado mundo de las anécdotas.

Ves la vida como una conmoción con sus cer-
tidumbre y sus dudas; en ese espacio integras
los sueños que no se anclan porque fenecen siempre
junto a nosotros. Pero el pasado conecta
con el futuro de un panel improvisado
que extiende al infinito sus áreas y en la prueba
la vida es el lugar geométrico intrínseco;
a todo lo grandioso y burdo contrapuesta.

Nada ves inmutable en el futuro ardiente
Que todos arrastramos. Tu buen humor te lleva
A entender los clamores de tantos colectivos
Como una democracia de lo vulgar. La idea
Que tienes de la vida, como aventura innata
De la inseguridad, lo fortuito integra.

Defines los conceptos absurdos componentes
Que le sirven al hombre para entender la muestra
De todo lo concreto cercano en cada día;
El mundo que creamos a pura conveniencia.

Tus bromas nos anuncian que la nada es la nada.

No te has quedado calvo por esta componenda,
Porque es cierto el aserto que así sería siempre
Aunque la nada o nada en el mundo existiera.

La nada es una pura idea que preocupa
Y ocupa a cada hombre, sin pasar de su esfera

Y después me parece que quieres subrayar
Que hay tantas nadas como humanos en la tierra.

¡¡Joroba!!. Esto es harina de otro costal y añades
que hasta que el sol no salga, dudemos su secuencia.
.
Mis sesos ya están locos. Me has contagiado el morbo
Me has enviado a la iniquidad perversa
De sacarme de tantos conceptos cultivados
Y que tu libro me destroza en sus ringleras.

Con tu humor burlas los énfasis académicos.

Te quedas tan tranquilo y en soledad nos dejas,
Pues no sabemos si ese es tu pensamiento
O es que tu verbo usas para exhibir piruetas
De circo Y reírte de tantos diletantes
Que hay en los mentideros de muchas Academias.

Pasemos a otro campo. Te entusiasma la vida.
¡Toma y a mi también!. Para experiencias nuevas
Siempre el recelo nos invade en las auroras.

Y añado yo también: todas las apetencias
Del cauce provisorio del gozo del camino
Nos impulsa seguir manejando la rueca
En la pizarra oscura que nuestro tiempo abarca
Y transporta el caudal de nuestra permanencia.

Tenemos el poder de evocar nuestros sueños.

Es en la marcha donde todo se concatena
Y, según tus palabras, con tanto desamparo,
El placer es consuelo, resultante y cosecha,
Porque te cueste unirte a nuevas circunstancias,
No culparás a nadie de esa tu pereza.

El poeta y el hombre tienden a definirse
A sí mismos, buscando. Su ánfora se les llena.

Toman como unidad la realidad del otro
O los otros y ven que a sí mismos no encuentran.

Desarrollas a veces un tono pesimista
U optimista, no sé. Propones que la ciencia
No les vale a los hombres para vivir su ruta.

Multitudes no se plantearon su existencia;

En cambio aprovecharos todos los beneficios
Que los avances dieron modelo a su presencia.

Al final enfatizas que todo ser humano
Es distinto a los otros seres y a su apariencia,
Porque percibe el mundo, todo su contenido,
Y goza de los bienes de la naturaleza.

Tu libro nos plantea la duda existencial.

Este drama del hombre con nada se remedia.

No nos sirve la duda metódica que tantos
Sabios utilizaron para sus experiencias.

La duda de qué somos y para qué aquí estamos
Solo con las verdades de otras FES se solventan.

Consigno el colofón del libro que enjuiciamos:

Me parece un milagro de sana incoherencia
De un escritor que usa con arte la palabra
Como es fin y objetivo de todos los poetas.

¿Cómo es posible que, en treinta y cuatro páginas,
Hayas acumulado tantísimas secuencias?

Todo lo que te digo lo puedes impugnar,
¡ Seis páginas de epístola !. ¡¡ Me pasé de la cuenta ¡!.


Con todo afecto

Eusebio García González