lunes, abril 27, 2009

Epístola a Eduardo Ferrández Por sus libros "Prédicas".....

EPÍSTOLA A EDUARDO FERRÁNDEZ, POR SUS LIBROS “Tentaciones…..”, “Prédicas”, “Encuentros” y “Poemas para Desconcertar la Certidumbre”,



Me han llegado estos libros del deleite,
Como todos los libros, de improviso.

Pero estos son el gozo porque tienen
Fe en la vida, en la lógica, en la rosa
Y cárdena ruptura del concierto,
Aunque, desconcertarnos de improviso,
Trates en el transcurso de sus páginas.

Comenzaré por las ilustraciones,
Elogiando su acierto. Las figuras
Y el color están bien distribuidos,
Y compuestos; a interpretar ayudan,
Con su plasticidad, cuantos conceptos
Contienen los poemas intentando,
Someter las palabras a una imagen.

Cada pintura es un poema más,
Añadido al acervo de lo abstracto,
Aunque figurativo en la apariencia.

Admiro tu lenguaje porque creas
Nuevas formas de antítesis y ajustes
De palabras: ”la carta descartable”,
“Dolor de luz”, “la sombra que te asombra”.
La “parda infinitud”, “rugosa mente”
“oscuridad luciente y extintora”.

Hay coherencia en todos esos símbolos
Que empleas. Aunque des al surrealismo
Una baza, tu base aristotélica
Y cartesiana impiden que el vacío
Sea el lecho del salto al desconcierto.

Pretendes que creamos que el silencio
Nos acecha, tigre de soledad
Y de tiniebla. Se te escapa que
El tiempo es la tendencia a lo infinito,
Hasta lo infinitesimal de Leibniz.

Cada poema incita a reflexión
Y a meditaciones y a sorpresas.

Son difíciles libros, pero claros;
La claridad que tiene lo invisible
Y lo imprevisto y lo misterio que
Arcadio nos diría; en tu poesía,
Cada verso es la dársena rellena
De bajeles, de buques y de olas,
Que más parecen brumas y confusas,
Impenetrables confesiones, tiempos
Que aparentan estar en el espacio
O son espacio mismo, o solamente
En el espacio se unen, relacionan,
Fuera de nos. Y solamente el tiempo
En nosotros avanza y nos concluye.

No hay tales trenes. Solo son los símbolos
Del encarrilamiento irremediable,
Inevitable, que ya dijo Anglada,
De llegar a existir por un designio
De no se sabe quién. Después no ser
Es el precio que para ser pagamos,
Asumido en la ruta, “aposentado”
Como Arcadio propone en “Tineghir”.

¡A nadie puedes engañar!. Tu mismo
Te sonríes de ver la turbación
Que produces en cuantos te leemos.

No a mi por cierto. Porque no te valen
Los trucos de ocultar tu pensamiento,
Tu sentimiento, tu razón, tu lógica
Comprensión de la vida. Estos libros
Proponen la venganza contra todo
Lo que vivir nos hace. Ya hace tiempo
Que quieres que creamos que tu piensas
Que somos los humanos frustraciones
Del universo. ¿Para qué la lucha,
La construcción, la obra, la palabra,
-según estas propuestas que nos muestras-
Si todo ha de quedar en nimiedades,
En nadas sucesivas, en marchitos
Manojos de quehaceres, que al final
Alguien arrojará a la papelera
De ese pasado, que se olvida siempre,
O a la futura hoguera, en la que todo
Se ha de quemar, como astros y galaxias?.

Pretendes aturdirnos, intentando
Hacernos aceptar que tú confundes
El espacio y el tiempo. Y tú no piensas
Esta falacia, porque tienes cons-
Tancia de que el espacio está muy fuera
De nosotros y en cambio es el camino
Que recorremos, lo que relaciona
El tiempo y el espacio y que la luz
Del alba es a la vez voz y palabra.

Tu pesimismo es una pura broma
Que gastas al lector desprevenido,
Pues aunque lo vivido es inservible
Merecemos su gozo y la ilusión
Que crea cada día. Lo propones
Como un aturdimiento o vanidades,
Medios superfluos para mitigar
Nuestra aparente soledad en toda
la amplitud esencial del universo.

Conceptos medievales que no entonan
Con el deleite de vivir de siempre.

En este juego tenebroso intentas
Alejar al lector de tu verdad.

No puedes esconderte tras de tanta
Contradicción con la que nos concitas

Tú sabes, aunque trates de ocultarlo
Que el hombre es el pensar, no sólo Historia.

Una extensión de horas que se añaden,
Acumuladas al placer posible
De cada instante, pues la nada acecha
En los recodos del fugaz sendero,
Según el pesimismo que propones.
Lo planteas así pero no crees
En ello, pero es tu enmascaramiento.
Según este principio haces de todo
Banal categoría para abrirse
Al misterioso más allá, presencia
De ese Dios que esperamos entre el miedo
Y el amor, planteándonos ser esto
lo único concreto entre el espacio
y el misterio que todo lo rodea.

Como fin nos propones el disfrute,
De esa esencia del devenir que queda
En los atrases y después sugieres
Que para nada ha sido todo ello.



La luz y el tiempo son la misma cosa,
En tu apariencia y quieres que aceptemos,
Que tu crees en esta sinusoide.

Los poemas, que tu verdad descifran
Y son clave de todo, los ubicas,
En las Páginas quince y diecisiete,
De “Poemas para desconcertar”.

El hoy, sustancia única del hombre
Aunque el pasado y el futuro cuenten.

Concavidad la muerte y es la vida
sonido permanente y la barrera,
Entre sonido y el silencio, nunca
Está finiquitada, pues la muerte
Acecha en los resquicios y aprovecha
Pórticos del camino para hacerse
Presente aunque la hora de su turno
No haya llegado todavía. ¿Piensas
Que no fue necesario el universo,
Pesimismo encontrado en esa idea,
Y la esperanza es otra relativa
Innecesariedad?. En ese caso
El tiempo dejaría de pasar.
Nadie sabe hacia dónde marcharía
lo que llamas el “inútil quehacer
de cada día”, porque un trascender,
de nosotros, accesos nuevos abre
a las “añadiduras vulnerables”.

Más, un anti, parece que planteas
Del platonismo: lo eco, lo silencio
O lo oscuro, lo oblicuo. El universo
Incluso en cada cosa: ¡¡ panteísmo!!

Pero, en lo real y bajo tu sonrisa,
Está la certidumbre de tu vida,
Que valúas en todo su sentido
Trascendente, sin mácula ni errores

Estos últimos libro son un juego
Intelectual. Aunque debajo de ellos,
Te has mostrado sensible a los acordes
De concertar tu voz, Dios y Universo.

Eusebio García González.


21 de Septiembre de 2007.

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